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La morosidad es uno de los riesgos más importantes que enfrentan empresas y autónomos, porque cualquier retraso en el pago por parte de sus clientes puede suponer un problema de liquidez. Sin embargo, existen mecanismos al alcance de las empresas para poder gestionar este riesgo. En este artículo conocemos qué es el factoring y las ventajas y desventajas que puede tener para tu empresa.
Qué es el factoring
Como hemos comentado en este blog, las empresas y profesionales están obligadas a emitir facturas en el momento de entregar el bien comprometido o tras la prestación del servicio pactado, pero, en algunos casos, no suelen recibir el pago de forma inmediata por parte del cliente. Lo habitual es que el abono de la factura tarde días o incluso semanas. Esto origina que negocios que son rentables pueden llegar a pasar por problemas puntuales de liquidez.
El factoring permite anticiparnos el cobro de facturas a través de un contrato realizado entre nuestra empresa y una entidad que adquiere el derecho de cobro de esas cuentas pendientes de clientes. Por tanto, esta entidad nos abona de forma inmediata el importe de las facturas cuyo cobro se cede, proporcionando liquidez a la empresa y será ahora la acreedora de los clientes.
Como cualquier otro contrato, en este contrato de factoring quedarán reflejadas las obligaciones de ambas partes, así como el coste del servicio contratado.
En esta relación comercial intervienen tres partes:
- Factor. Es la entidad que se encarga de adelantar el pago de las facturas.
- Cliente. Empresa o profesional que expide las facturas cuyo cobro se quiere adelantar.
- Deudor u obligado al pago. Es el cliente de la empresa o autónomo que ha expedido la factura.
Para que pueda haber factoring no es necesario que el deudor haya aceptado previamente la cesión de sus créditos, salvo que en el contrato firmado entre las partes el proveedor se haya comprometido a no ceder el crédito comercial a terceros.
Qué tipos de factoring hay
Básicamente encontramos dos modalidades:
Factoring sin recursos o propio
En ese tipo de factoring, la entidad asume el riesgo de impago por insolvencia del deudor cedido. Por tanto, la empresa pyme o autónomo que contrata este Servicio no assume riesgo alfuno si el cliente no paga.
Es la formula más común.
Factoring con recurso o impropio
Al contrario que la modalidad anterior, la entidad se encarga de la administración y gestión de los créditos cedidos por la empresa, pero no asume el riesgo del posible impago. Este riesgo sigue recayendo sobre la empresa que contrata el factoring.
Otros tipos de factoring
Estas que hemos visto son las modalidades más habituales, pero hay otras:
- Factoring con y sin notificación. Depende de si la entidad financiera notifica o no al deudor que su deuda ha sido cedida. Si hay notificación, el deudor ya solo podrá liberarse si paga a la entidad que actúa como factor.
- Factoring de agencia. Es aquel en el que la empresa cedente actúa como agente de cobro. Esto quiere decir que ella recibe el cobro del deudor y luego tiene la obligación de remitir a la entidad factor los fondos recibidos.
- Factoring con o sin globalidad. Según el contrato firmado, la empresa tendrá que ceder a la entidad de crédito todas las facturas que expida, o solo las relativas a determinados deudores u operaciones.
Cómo funciona el factoring
En esta relación comercial intervienen tres partes:
- Factor. Es la entidad de crédito que se encarga de adelantar el pago de las facturas.
- Cliente. Empresa o profesional que expide las facturas cuyo cobro se quiere adelantar.
- Deudor u obligado al pago. Es el cliente de la empresa o autónomo que ha expedido la factura.
Para que pueda haber factoring no es necesario que el deudor haya aceptado previamente la cesión de sus créditos, salvo que en el contrato firmado entre las partes el proveedor se haya comprometido a no ceder el crédito comercial a terceros.
En aquellos casos en los que esta operación se puede llevar a cabo, lo que hace el proveedor es firmar un contrato con una entidad de factoring. Esta verifica la autenticidad de las facturas y la solvencia del deudor.
Si todo es correcto, la entidad paga a su cliente una parte del valor de las facturas cedidas y se encarga de proceder al cobro de las facturas. Cuando el deudor ha abonado lo debido, la entidad de factoring retiene una comisión por sus servicios y devuelve el remanente a la empresa que la ha contratado.
Un ejemplo de factoring sencillo es el de la empresa de construcción que cede a un factor las facturas que ha expedido en una obra de carácter público, porque sabe que la Administración suele demorarse en los pagos. Así, el proveedor se asegura que podrá acceder de forma inmediata a parte del importe del servicio que ha prestado.
Cuáles son las ventajas e inconvenientes del factoring
Este tipo de operaciones tienen pros y contras. Como principal ventaja destacamos la posibilidad de de acceder a liquidez de manera casi inmediata, eliminando la incertidumbre sobre la fecha de cobro y el riesgo de crédito.
El principal inconveniente es el elevado coste financiero en relación con otras formas de financiación, ya que la entidad cobrará intereses y comisiones por el servicio prestado.
Una vez aclarado qué es el factoring, es posible que valores explorar estas u otras alternativas para mejorar la liquidez en tu negocio. Si es así, puedes contar con nuestros especialistas en asesoría fiscal en Murcia.