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Qué es el umbral de rentabilidad o punto muerto
Umbral de rentabilidad, punto muerto o punto de equilibrio son tres denominaciones diferentes que, en realidad, hacen referencia a un mismo fenómeno. Se trata de aquel punto en el que la actividad económica se ha equilibrado y los ingresos y los costes son iguales en su cuantía.
A partir de ese momento, la empresa deja de estar en pérdidas y empieza a obtener beneficios por su actividad. Conocer cuál es esa cifra ayuda a la organización a:
Evaluar su viabilidad
Examinar si el modelo de negocio puesto en marcha es realmente rentable; es decir, si el nivel de ventas es suficiente para cubrir los costes asociados a la actividad. Si no fuera así, la empresa podría tener que enfrentar desafíos financieros importantes a corto plazo, porque cualquier bajada en los ingresos significa una falta de liquidez.
Tomar decisiones informadas
Conocer el punto muerto permite a los directivos establecer metas que sean más realistas y adoptar estrategias orientadas hacia las mismas. También es clave para hacer una buena planificación de las finanzas, porque a partir de esa cifra se pueden elaborar presupuestos y tomar decisiones sobre la gestión económica del negocio.
Establecer precios
Entendiendo el umbral de rentabilidad como el punto a partir del cual vender un producto, u ofrecer un servicio, empieza a ser rentable, esta cifra puede ser de mucha utilidad en el momento de fijar los precios.
Una correcta política de precios debe asegurarse de que estos sean lo suficientemente altos como para cubrir los costes del producto o del servicio, pero también que sean competitivos en el mercado.
Se trata, en definitiva, de una herramienta muy valiosa que permite tener una visión clara de cuál es el estado de salud financiera de una empresa. Además, sirve como punto de partida para tomar decisiones estratégicas que ayuden a garantizar la supervivencia del negocio y su éxito a largo plazo.
Variables que afectan al umbral de rentabilidad
El punto de equilibrio puede verse afectado por múltiples factores, pero destacamos especialmente dos: los costes variables y los costes fijos.
Costes fijos
Son aquellos que se mantienen inmutables a pesar de la variación en el volumen de producción o de ventas. Se generan incluso si la empresa no está llevando a cabo su actividad, como ocurre en aquellos negocios que se paralizan totalmente durante las vacaciones.
Los ejemplos más típicos de costes fijos son el precio del alquiler o la hipoteca del establecimiento en el que se lleva a cabo la actividad, los salarios de los empleados, los seguros contratados.
Estos costes tienen un impacto directo e importante en el umbral de rentabilidad, porque poco o nada se puede hacer para rebajarlos.
Costes variables
Están vinculados con el nivel de producción o de ventas, y disminuyen o aumentan en función de las unidades producidas o vendidas. Por ejemplo, las materias primas necesarias para la fabricación, la mano de obra temporal o las comisiones por ventas pagadas a terceros.
Los costes variables son proporcionales si aumentan al mismo ritmo que las unidades vendidas o producidas. Progresivos si crecen más que las ventas, y regresivos si su crecimiento es inferior al incremento de las ventas.
Cómo calcular el umbral de rentabilidad
Para calcular el umbral de rentabilidad aplicamos la siguiente fórmula:
coste fijo total / margen de beneficio unitario
A estos efectos conviene tener claros estos conceptos:
- Coste fijo total. Gastos que no varían y se mantienen constantes con independencia de la actividad y los resultados de la empresa. Hay que sumar todos los que se producen dentro de un determinado período.
- Ventas totales por unidad. Ingreso total generado por la venta de una unidad de producto o servicio.
- Coste variable por unidad. Costes asociados a la producción o venta de una única unidad de producto o servicio.
- Margen de beneficio unitario. Diferencia entre el precio de venta unitario y el coste variable unitario. Permite conocer cuál es la cantidad exacta de dinero que se está ganando realmente con la venta de cada producto o servicio.
El resultado de la operación es el nivel de producción o de ventas necesario para cubrir todos los costes fijos y variables, y llegar a ese punto de equilibrio financiero a partir del cual vamos a empezar a ganar dinero.
Ahora ya conoces más sobre el umbral de rentabilidad. Para calcularlo, es imprescindible que los datos contables de la empresa estén al día; es decir, que haya un correcto seguimiento de los ingresos y los gastos. Si necesitas ayuda en esta materia, tienes a tu disposición a nuestro equipo de expertos en nuestra asesoría contable en Murcia.